Terminado ayer 5 de septiembre de 2012 a las 5 de la madrugada, porque tenía que acabarlo sí o sí.
Inauguro la parte correspondiente a las reseñas de los libros que leo, con esta novela de Armando Rodera. Armando pertenece a lo que ya todos conocemos como la Generación Kindle, pero además es uno de «Los cinco de B de Books», que junto con Bruno Nievas, Fernando Trujillo, Blanca Miosi y César García forma el grupo de escritores que el pasado mayo vio cumplido su sueño de ver sus obras digitales plasmadas en papel, además de en formato digital. Esta edición tuvo su presentación oficial en la Feria del Libro de Madrid, el pasado 29 de mayo, durante una charla coloquio, a la que tuve el placer de asistir, seguido a continuación de la Firma de ejemplares por parte de los autores.
¡¡Esta novela de Armando Rodera es absolutamente fabulosa!!. Es uno de los libros que más me ha gustado de los que he leído en los últimos meses, junto con La Leyenda del Ladrón de Juan Gómez Jurado y otro libro de Armando, El Enigma de los vencidos, del que colgaré su correspondiente reseña un día de estos.
La novela comienza de una forma sorprendente, con el protagonista, el joven científico Thomas Anderson, asistiendo a su propio entierro, y tranquilos, esto no es ningún Spoiler, ya que aparece en el primer párrafo del libro. Thomas es un científico brillante, atrapado en un matrimonio infeliz y una vida anodina, que por un encuentro casual va a dar un giro de 360º y por una serie de circunstancias le llevará al inquietante hecho de presenciar su propio entierro.
A partir de este momento del entierro, el autor nos va contando en la primera mitad del libro, como llega este pobre hombre a esta situación, por una serie de «catastróficas desdichas». Nos va desgranando la historia entremezclando los flashbacks con el momento actual de una forma magnífica y trepidante. En general, no me suelen gustar los flashbacks, ni en las películas, ni en los libros, ya que me distraen y me alejan de la acción principal, pero Armando Rodera los maneja con una maestría absoluta, con la medida justa para no perderse y atrapándote tanto en el momento actual, como en el pasado, construyendo la historia como un puzzle en el que van encajando perfectamente todas las piezas.
Una vez que llegamos al punto en que comienza el libro, o sea su entierro, acompañamos a Thomas en un viaje trepidante, lleno de tensión, perseguido por media Humanidad, en el que le pasará de todo y le llevará desde Washington, donde reside, hasta Roma, Tenerife y Portugal, con unas descripciones magníficas de las ciudades por dónde va pasando, hasta llegar a un final sorprendente y completamente inesperado.
En resumen, un libro muy recomendable, con el que, estoy segura, que todo el mundo se lo pasará genial.